El Clasicismo
En su tercer concierto de temporada, la Bética propone un programa en torno a la sinfonía como forma viva y mutable. Schubert, con apenas 19 años, escribió una Quinta despojada de solemnidad, que no mira a Beethoven, sino que es heredera directa de Mozart y de Haydn. Prokófiev, al borde del estallido revolucionario, rindió su propio homenaje al estilo clásico con una sinfonía luminosa y de trazo limpio, escrita –según sus palabras– “como la habría escrito Haydn si viviera hoy”. Cuarenta años después, desaparecido Stalin, Shostakóvich concibió un concierto jovial, enérgico, desenfadado, espontáneo, que escribió para su hijo Maxim, quien realizó la primera audición en el Conservatorio de Moscú el día que cumplía los 19 años.